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Columna “El Circo”: En la Torre…

Por: El Fakir

AGUASCALIENTES, AGS.- Apenas hace un mes y medio que Carlos Lozano de la Torre dejó de probar las delicias del poder como Gobernador del Estado de Aguascalientes, su política de lejanía y su manera de gobernar bajo el mandato de “yo soy la autoridad” habrán de cobrarle factura muy pronto. Cuentan que el ex gobernador tenía muchas ganas de participar en el Gobierno Federal, pero hasta la fecha no le han resuelto nada, porque simplemente se tienen dudas respecto a su actuar en los diferentes momentos electorales.

Hay que recordar que Carlos Lozano trató de colocar a su esposa, Blanca Rivera como candidata a la alcaldía de Aguascalientes, pero de inmediato se llevó un manotazo del CEN y le advirtió que su el espacio debería de ser ocupado por alguien que no fuera de su familia, a lo cual acudió en aquel entonces a su amigo de fiestas, ese mismo que siempre cantaba en los karaokes, Francisco Chávez Rangel.

Lozano no planchó su salida con nadie de su partido. Simplemente se dedicó a jugarle a las contras a Lorena Martínez, ya que no se cansaba de decir en las reuniones de gabinete que ella podría ser candidata pero no Gobernadora. Hoy vemos que gente como Roberto Padilla, cercano al grupo de Lorena Martínez, sale a medios locales para decir que Carlos Lozano no es un distinguido priísta por los resultados electorales que dio durante su mandato.

El Gobernador que quería que Daniel Gallegos se “pusiera las pilas”, tiene dos especialidades: la economía y la traición. A Lozano no le interesa si afecta a alguna familia, es una persona que persigue y condena; pero ninguno de los dos es un delito. Parece que al ex Gobernador le van a cuidar la espalda su pariente Sergio Reynoso, ahora diputado plurinominal y los acuerdos que tuvo con Martín Orozco para evitar que la candidata de su partido lograra la gubernatura.

A este personaje se le volverá a ver como un hombre sin sensibilidad social, tal vez se le recuerde por la inversión de la Nissan en Aguascalientes, pero jamás será juzgado por la historia como un gobernante con capacidad para escuchar y conformar proyectos de gran visión.

Los excesos de Carlos fueron muchos; desde lo comentado como rumor social en cuanto a su enfermedad de alcoholismo, los pleitos con sus amigos, específicamente Javier Aguilera y su cercanía con el panismo de Aguascalientes.

Uno podría apostar que la carrera política del ex gobernante se ha acabado. Ahora busca a través de sus tentáculos colocar algunas piezas que lo mantengan vigente por lo menos dentro de su partido, eso de colocar a su hijo como intento de Presidente del CDE del PRI no es más que un capricho por no dejar el poder; sabe muy bien que habrá de exponer a su crío y que será el menos indicado para defender su gobierno o el de los priístas, no tiene las tablas y mucho menos la capacidad mental para dirigir a un partido que hoy requiere de todas las cosas que el Jr. no ha aprendido porque no tiene ejemplo.

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