¡Atraparon a sujeto que asesinó y calcinó a un adulto mayor en Aguascalientes!

AGUASCALIENTES, AGS.- Agentes de la Policía Ministerial detuvieron al sujeto que asesinó de un balazo a un septuagenario dentro de su casa en el Ejido Cotorina, al sur de la ciudad, y que luego le prendió fuego a su cadáver, después de que estuvieron tomando cervezas juntos y la víctima lo sorprendió hurgando en un cuarto buscando un pagaré que le había firmado porque le prestó 3 mil pesos y quería recuperarlo para no pagarle.

El detenido es Francisco Ramón Hernández Rodríguez, de 24 años y con domicilio en la avenida Liga Mexicana del citado Ejido, que ya fue enviado al CERESO Aguascalientes a disposición de un juez penal acusado por el delito de homicidio doloso calificado en agravio de Juan Macías Rangel, “El Gavilán”, que contaba con 74 años de edad.

El asesinato ocurrió en el domicilio de este último, ubicado en la esquina de la avenida Liga Mexicana y Gavilanes del Ejido Cotorina, el viernes 10 de julio de este año y quedó al descubierto hasta la tarde del jueves 16.

Ese viernes, Francisco Ramón regresaba a su casa procedente de su trabajo cuando al pasar por la casa de Juan lo vio guardando unos tenis dentro de una mochila. Al observar a su vecino, “El Gavilán” le pidió que lo ayudara y Francisco Ramón aceptó, ya que llevaban una amistad desde hacía meses y en varias ocasiones se juntaron a consumir bebidas embriagantes.

Al terminar de guardar los tenis, Juan le preguntó que si lo ayudaba a plantar unos árboles dentro de su predio y que le invitaba una cerveza, por lo que fueron a una tienda y “El Gavilán” compró dos caguamas.

Enseguida, regresaron a la casa del adulto mayor para plantar los árboles, pero al cabo de una hora volvieron a la tienda por otras dos cervezas, las que Juan le pidió fiadas al dueño diciéndole que luego se las pagaría.

Al volver al domicilio, “El Gavilán” fue al baño, situación que aprovechó Francisco Ramón para meterse al cuarto de éste a buscar un pagaré que le había firmado meses atrás por un préstamo que le hizo por 3 mil pesos, abriendo algunos cajones ya que quería recuperarlo para no pagarle.

En esos instantes Juan regresó y le reclamó que se hubiera metido a su cuarto, inventándole que entró a cambiar el disco de la música que estaban escuchando, pero no le creyó ya que se molestó bastante y siguió reclamándole, además de que tomó un arma de fuego revólver que tenía sobre la cama para amagarlo.

Al ver esto, Francisco Ramón tomó un palo de madera y con éste golpeó a Juan en la espalda para derribarlo al piso, pero luego se levantó y siguió apuntándole con la pistola.

Por lo anterior, se le fue encima y se la quitó para luego dispararle, por lo que “El Gavilán” recibió el balazo y cayó al piso, quedando sobre un charco de sangre.

Tras lo anterior, Francisco Ramón envolvió el cuerpo de Juan con unas sábanas y lo arrastró hasta la entrada del cuarto, donde en una esquina vio una garrafa con gasolina, por lo que le roció el combustible y le prendió fuego.

Después, para aparentar que el móvil del asesinato era el robo, volteó el colchón de la cama, sacó algunas prendas de vestir y una lámpara, que colocó a un lado del cuerpo.

Enseguida, tomó una tarjeta de débito que estaba en una mesa, la pistola y el teléfono celular del finado para luego salir por la parte posterior del domicilio sin que nadie lo viera.

El sujeto fue a su casa a dormir y al día siguiente se trasladó a trabajar como si nada y al volver por la tarde le dijo a su esposa que lo acompañara a la Zona Centro, donde compró algunas cosas en una farmacia y en una tienda de ropa vaquera, pagando todo con la tarjeta del occiso.

Al volver a su vivienda, se dirigió a un terreno baldío, donde destruyó la tarjeta y regó los pedazos en la tierra, mientras que el arma la metió en un guante y la enterró cerca de su domicilio y al celular le quitó el chip para ponerle otro y poder usarlo.

El jueves mencionado, un hijo de Juan, de nombre Hugo, acudió a buscarlo ya que tenía días sin contactarlo y al hablarle por teléfono no le contestaba. Al llegar y no abrirle la puerta, se brincó por una barda y lo encontró calcinado, por lo que salió y le avisó al comisario ejidal, que a su vez dio parte a las autoridades correspondientes.

Agentes ministeriales iniciaron las pesquisas correspondientes, indicándoles Hugo que a su padre le faltaba un arma de fuego que tenía para su protección, su celular y su tarjeta de débito.

Además, algunos vecinos les indicaron que Juan era una persona muy tranquila, que acostumbraba consumir bebidas embriagantes los fines de semana con sus amigos dentro de su finca y en ocasiones realizaba disparos con su pistola.

Los elementos lograron conocer que días antes Juan fue a una tienda a comprar cervezas y que lo hizo acompañado de Francisco Ramón, que se convirtió en el principal sospechoso del crimen.

Posteriormente, establecieron que con la tarjeta del occiso se realizaron compras en una farmacia y en una tienda de ropa vaquera, por lo que se trasladaron a las negociaciones y obtuvieron los bauchers firmados, además de que recabaron algunos videos de seguridad en cuyas imágenes apreciaron a Francisco Ramón como el que hizo tales compras.

Con base en lo anterior, el agente del Ministerio Público giró una orden de localización y presentación en su contra, por lo que los investigadores lo ubicaron  en la avenida Liga Mexicana y el cruce con las vías del ferrocarril, presentándolo ante el AMP.

Al ser cuestionado sobre las compras que hizo con la tarjeta del asesinado, cayó en contradicciones ya que argumentó que se la encontró y luego que Juan se la prestó, pero finalmente confesó que él lo había matado y se la robó al igual que el arma de fuego y el celular.

Enseguida, narró cómo estuvieron tomando cervezas juntos mientras plantaban árboles y luego la pelea que tuvieron porque Juan lo descubrió hurgando en su cuarto.

Tras lo anterior, Francisco Ramón fue enviado al CERESO y consignado ante un juez penal para que responda por tal homicidio.